Esta mañana según he abierto mi correo he encontrado un
mensaje con el siguiente asunto "Bienaventuranzas del Profesor". En
su interior he encontrado una presentación con un contenido que me ha parecido
que podía ser un buen texto para mi primera entrada. No va dirigido a nadie en
particular, pero espero que la gente que lo lea lo tenga presente en un futuro.
Para los futuros maestros para que podamos ver que tratamos con personas, que
cada generación es diferente y que somos nosotros los que tenemos que
acoplarnos a los cambios no los alumnos. Si sois padres, os servirá para
comprender a quienes han elegido ese difícil reto de educar. Y para los que son
alumnos para que entendáis mejor a aquellos que disfrutan enseñándoos todo lo
que saben para que tengáis la mejor formación posible.
El texto es el siguiente:
"Bienaventurado el maestro que, a pesar del
riesgo de ser incomprendido, insiste en su trabajo; el tiempo dará su fruto.
Bienaventurado
el maestro, competente y sabio, que pone su sabiduría en manos de Dios: llegará
al fondo de muchas cuestiones.
Bienaventurado
el maestro que, además de promover la cultura, llena de valores las mentes de
sus alumnos: será forjador de la sociedad futura.
Bienaventurado
el maestro que entiende su trabajo como una vocación: será una fuente
inagotable.
Bienaventurado
el maestro que, en su tiempo libre, recurre a la contemplación y la oración: se
llenará de paz y de serenidad.
Bienaventurado
el maestro que confía en las posibilidades de sus alumnos: se realizará
vaciándose en ellos.
Bienaventurado
el maestro que se actualiza y no queda desfasado: comprobará que las materias
son las mismas, pero las formas es conveniente ajustarlas.
Bienaventurado
el maestro que sabe compartir lo bueno y lo malo con sus compañeros: no se
encontrará solo en la difícil tarea de educar.
Bienaventurado
el maestro que, más allá de las calificaciones, mira a sus alumnos sonriendo y
con comprensión: la empatía será la consecuencia.
Bienaventurado
el maestro que disfruta dando lo que tiene: será rico por lo que sabe dar y por
cómo lo da.
Bienaventurado
el maestro que vive y disfruta sembrando: recogerá de los demás lo que ha
sembrado.
Bienaventurado
el maestro que se implica en su trabajo con todos sus valores y capacidades: su
compromiso será su mejor garantía.
Bienaventurado
el maestro que se muestra tal como es: sus alumnos lo premiaran con la misma
medida.
Bienaventurado
el maestro que, con los pies en suelo firme, no se olvida de Dios que habita en
el cielo: nunca le faltarán las fuerzas para seguir educando hombres y mujeres
que vivan dedicados, no únicamente a ellos mismos, sino orientados a los otros.
Bienaventurado
el maestro que, además de matemáticas, aprende a llevar a la pizarra los
sentimientos que flotan sobre la clase: lo llamarán PERSONA..."
Muy bonito comienzo. Te lo anoto como voluntario.
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